Los tiempos no están como para gastar los poquillos euros que tenemos y yo necesitaba un escritorio...
Así que cogí un par de muebles de cocina viejos, una tabla que no me servía para nada, una lata de pintura que había usado para otra cosa y aún quedaba un poco, un montón de periódicos y revistas viejas, un bote de cola blanca y... Manos a la obra.
Primero limpie bien los muebles, escogí uno de una puerta y el otro de cajones, les quité los tiradores y les dí una mano de pintura, en este caso azul, mientras se secaba recorté trozos desiguales de revistas y periódicos...
En la cara frontal de los cajones y en la puerta fui pegando trozos de papel sin orden alguno, poniéndolos de diferentes formas hasta cubrir toda la superficie, una vez todo forrado dejé que se secará bien la cola toda la noche.
Por la mañana volví a poner los tiradores, puse la tabla encima de los dos muebles y la aseguré con dos tornillos para que no se moviera y éste es el resultado...
Un escritorio que me va perfecto para lo que yo quería.
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